28 de agosto de 2016

Isla misteriosa


Es curioso que haber estado pintando y limpiando la casa haya contribuído por partes iguales a que no escriba en el blog durante 4 días y a que se me ocurra algo para publicar hoy. El caso es que esta mañana, terminando de ordenar los últimos trastos encontré varios dibujos míos y entre ellos este, que me inspiró el siguiente relato. Espero que lo disfrutéis. Un fuerte abrazo y ¡hasta la próxima!


Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz pudo verla. Parecía haber estado habitada en otro tiempo, ahora abandonada. El musgo y el polvo conquistaban las fachadas de los viejos edificios, muchos de ellos derribados. Como gigantes de acero y cristal se alzaban al cielo desde lo más profundo del bosque y en sus grietas penetraba la luz de un sol amarillo.

Vio que en el suelo y sobre algunos de ellos reposaban ciudades que como mantos grises se extendían y cubrían la tierra y el horizonte. También vio playas desiertas que la rodeaban  y acantilados donde rompían con fuerza las olas. Caminó unos metros hasta el borde del edificio. Bajo sus pies se alzaba un puente que la conectaba con el continente. Aunque allí, en la isla, había muchos más. Puentes y caminos, elevados y  a la altura del suelo, que unían las inmensas torres y las ciudades entre sí.

Por primera vez se percató del silencio ominoso que allí reinaba. Tan sólo, de vez en cuando, se oía un eco procedente del bosque, parecido a un chillido agudo que vibraba en su pecho y que, de alguna forma, le resultaba familiar.

Entonces Louis sintió miedo.

24 de agosto de 2016

El valle inquietante



No sé a vosotros, pero a mí los seres que a continuación os muestro me causan sincera repulsión. Lo cual es algo difícil de explicar pues tienen bastante similitud con un ser humano. En teoría, esto debería hacerlos más cercanos y familiares, sin embargo ocurre todo lo contrario. Los expertos dedicados al campo de la psicología intentan explicar este fenómeno mediante la hipótesis del “valle inquietante”.

Este concepto se refiere al repentino sentimiento de rechazo que experimentamos cuando un ser antropomórfico es muy similar en aspecto y comportamiento a un ser humano pero con evidentes diferencias que lo hacen “sospechoso”. Tal es el caso de los robots que os muestro a continuación. No me digáis que no dan mal rollo. Echadles un vistazo si os atrevéis. Ah, y no olvidéis dejar vuestras opiniones en los comentarios.

Actroid F 

Sophia

Asuna

Geminoid DK


Un fuerte abrazo y ¡hasta la próxima!

23 de agosto de 2016

Despedida



Ayer, ordenando los cajones en el salón de mi casa, encontré esta carta de mi hermana. Dice así:

Papá, mamá:

Quizá sea un bicho raro por no ser capaz de aceptar lo establecido sin sentir que me traiciono en lo más profundo. Pero llega un punto en que abandonar esa absurda lucha interna por guardar las apariencias es lo más sensato que una puede hacer. Sin pretender creerme mejor que vosotros os digo que no creo en vuestros valores, en lo ‘correcto’. Ni siquiera creo en los cánones de belleza establecidos. Llegar a asumir que te gusta una persona que no los cumple (nadie lo hace) es sencillo en esencia. Sin embargo las presiones y el miedo a no satisfacer a los demás a los que estamos expuestos te frenan en el último momento. A mí me han frenado. “¿Qué pensarán de mí si me ven saliendo con esta chica?”; eso fue lo primero que pensé cuando la vi. Y a pesar de ello, esa chica por la que no apostaba lo más mínimo me ha hecho mejor persona en poco más de un mes. Me gusta. Pero me gusta ella entera, no su físico ni inteligencia o cualquier otra cualidad que me pueda dar motivos para presumir. No me hace falta, es perfecta, la quiero y no tenemos que impresionar a nadie. Esto tan sólo es un ejemplo y lo que realmente quiero decir es que ya no me siento indigna por ser diferente, que es hora de empezar a luchar por lo que creo.

Pretendía que esta carta fuera una despedida pero me ha salido la vena filosófica. A veces no lo puedo evitar… Quería que supierais de mí y de cómo me siento antes de que me vaya, tener la oportunidad de hablaros sinceramente porque no me atrevo a deciros esto en persona, cara a cara. No quiero sentirme rechazada una vez más. Confío en que por fin entendáis y respetéis mi decisión. Sobre todo sabed que en cualquier caso ya está decidido. Mañana cogeré el avión rumbo a Calais. La organización ha aceptado mi solicitud de participación y me requieren esta semana. Prometo escribiros en cuanto el duro trabajo me dé un respiro para que sepáis de mí. 

Papá, mamá os quiero mucho, no lo olvidéis.



22 de agosto de 2016

Vacía y hermosa



Calles desiertas que miran mis zapatos viejos y de agujeros llenos, se muestran ante mí en un día que quiere acabar. El Sol me ciega, ataca mi frente y mis ojos desde el horizonte, con una luz agradable y cálida. Ciudad fantasma que hasta el cielo te elevas, ¿adónde ha ido tu gente? Aquella gente que en otro tiempo solías albergar. Aquella que de vida y júbilo te hacía rebosar y con sueños e historias tus venas llenaba. Esas venas infinitas que se extienden por doquier y que recorro con admiración. Venas que, aunque vacías, encierran en cada unos de sus rincones un sinfín de recuerdos inolvidables. 


Madrid
22 de Agosto, 2016

21 de agosto de 2016

Recuerdo de una guitarra



Era una mañana soleada más. Se levantó con el mismo dolor de cabeza y agarró su guitarra que descansaba sobre el suelo, en busca de una melodía que le sorprendiera como el primer día. La inspiración, como él la llamaba, no lo visitaba desde hacía un año, desde el éxito que lo hizo famoso y rico. Envidiado por todos, pero desdichado en el fondo, triste y solo. Su guitarra sólo cantaba con una voz melancólica que él detestaba y le hacía enfurecer. Se había olvidado de vivir, de aceptarse, de no resistirse al cambio inevitable y precioso. Y el instrumento que en otro día le dio la vida lo veía marchitarse en la soleada mañana y lo sumergía de nuevo y más profundo en la espiral de la que, en el fondo, nunca quiso salir. 


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