Era una mañana soleada más. Se
levantó con el mismo dolor de cabeza y agarró su guitarra que descansaba sobre
el suelo, en busca de una melodía que le sorprendiera como el primer día. La
inspiración, como él la llamaba, no lo visitaba desde hacía un año, desde el éxito
que lo hizo famoso y rico. Envidiado por todos, pero desdichado en el fondo,
triste y solo. Su guitarra sólo cantaba con una voz melancólica que él
detestaba y le hacía enfurecer. Se había olvidado de vivir, de aceptarse, de no
resistirse al cambio inevitable y precioso. Y el instrumento que en otro día le
dio la vida lo veía marchitarse en la soleada mañana y lo sumergía de nuevo y
más profundo en la espiral de la que, en el fondo, nunca quiso salir.
Buenas, Sergio. Veo que además de todas tus ocupaciones, te ha salido tambien la vena literaria. Todo lo publicado está muy bien escrito; sigue así. La mayoría de lo que he leido hasta ahora son historias un poco tristes, podrías de vez en cuando relatar algo alegre. Mañana vuelvo a Madrid, te seguiré desde mi casa. No me seas moñas y un abrazo de tu padrino.
ResponderEliminarBuenas! Gracias tío por tus comentarios, me motivan para seguir escribiendo. Con respecto a lo de triste, quizá tenga tendencia a ello, sin embargo creo que sería un error por mi parte censurar los propios sentimientos y arrepentirme de ellos. Es lo que me sale. No es que esté triste y sin ganas de vivir, de hecho he pasado un verano genial que me ha servido para tener las ideas más claras. Simplemente me sale así. Un fuerte abrazo tío!
EliminarNo seré moñas, por cierto. Lo prometo jeje
EliminarBuenos y explendidos días con fuerte viento para fomentar la inspiración.Gracias por seguir comiendote el coco, para que los demás disfrutemos con tus ESCRITOS:cada díason mas interesantes y enganchan que es lo "IMPORTANTE".
ResponderEliminarGracias por el apoyo abuela! Me alegro de que disfrutes con ellos. Seguiré escribiendo mientras tenga tiempo entre todas mis cosas. Un besazo!
Eliminar